Autismo, ¿Qué es y cómo se manifiesta?
En general, los Trastornos Generalizados del Desarrollo, suelen asociarse a algún grado de déficit cognitivo. Se caracterizan por una perturbación grave y generalizada de diversas áreas del desarrollo: habilidades de interacción social, comunicación, existencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipados.
¿En qué consiste el trastorno del espectro autista?
El autismo es un trastorno biológico complejo del desarrollo que en general dura toda la vida. Se caracteriza por la presencia de un desarrollo muy anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales. Puede observarse una notable afectación de los comportamientos no verbales (contacto ocular, expresión facial, posturas y gestos corporales). También se muestra desinterés para establecer relaciones con otros niños de su edad o se carece de la comprensión necesaria para cumplir con las convenciones sociales.
Se denomina también discapacidad del desarrollo porque comienza antes de los tres años de edad, durante el período de desarrollo, y causa retrasos o problemas con muchas de las diferentes formas en que la persona se desarrolla o crece.
En muchos casos, el autismo causa problemas con:
- la comunicación, tanto verbal (hablada) como no-verbal (no hablada).
- las interacciones sociales con otras personas, tanto físicas (como abrazarse o agarrarse) y verbales (como mantener una conversación).
- las rutinas o comportamientos repetitivos, como repetir palabras o acciones una y otra vez, seguir sus rutinas o el horario para sus actividades de manera obsesiva, o tener maneras muy específicas para arreglar sus pertenencias.
Los síntomas del desorden desconectan a las personas con autismo del mundo que los rodea. Es posible que los niños con autismo no quieran que sus madres los sujeten. Es posible que los adultos con autismo no miren a los demás a los ojos. Algunas personas con autismo nunca aprenden a hablar. Estos comportamientos no sólo les hace la vida difícil a los individuos con autismo sino que también le dificultan la vida a sus familias, a los profesionales de la salud que los cuidan, a sus profesores y a cualquiera que llegue a tener contacto con ellos.
Los sujetos que sufren el trastorno no participan en los juegos de grupo, prefiriendo las actividades solitarias y si participan en juegos con otras personas, utilizan a éstas como objetos de los que servirse en el juego.
Las alteraciones de la comunicación pueden variar desde una ausencia total del lenguaje, hasta una falta de habilidad para mantener una conversación con otro, pasando por las repeticiones ecolálicas, el uso estereotipado de frases o palabras, o el uso de tonos que no son acordes con el contenido verbal, (ej.: hablar con entonación interrogativa o en forma de canción).
El comportamiento suele mostrar manierismos estereotipados, haciendo continuamente el mismo acto durante horas (ej.: jugar con plastilina alrededor de la nariz). También suelen acusar mucho el cambio de orden en las acciones que realizan y prefieren un ambiente muy estructurado. Cuando en este ambiente se producen cambios, incluso aunque sean pequeños, muestran reacciones exageradas (pataletas, autoagresiones e incluso heteroagresividad).
Otra característica de su comportamiento incluye la falta de adecuación de sus reacciones a los estímulos, mostrando en unas ocasiones ausencia de reacción a estímulos intensos y en otras, una reacción extrema a estímulos insignificantes.
Prevalencia
El autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada 1.000 niños aproximadamente.
Actualmente las cifras muestran que el autismo ocurre en todos los grupos raciales, étnicos y sociales. Estas estadísticas también demuestran que los varones tienen de tres a cuatro veces más probabilidad de ser afectados por el autismo que las niñas.
Además, si una familia tiene un hijo con autismo, existe entre un 5 y 10 por ciento de posibilidad de que la familia tenga otro hijo con autismo. Por lo contrario, si una familia no tiene un hijo con autismo solamente hay un 0,1 a 0,2 por ciento de posibilidad de que la familia tenga un niño con autismo.
Trastornos asociados
Como se ha dicho anteriormente, en la mayor parte de los casos, concretamente un 75%, existe un déficit cognitivo asociado.
A veces existen perfiles cognoscitivos irregulares, es decir, un niño con funcionamiento intelectual superior y trastorno autista, presenta un nivel de lenguaje receptivo muy por debajo de su nivel intelectual.
Inicio y curso
El autismo no es una enfermedad que uno puede “coger” de la misma manera que a uno le da una gripe o un resfriado. Más bien, los científicos piensan que el autismo tiene sus comienzos antes de que la persona nazca. Nadie sabe la causa o causas exactas del autismo.
Por definición, el trastorno comienza antes de los 3 años.
El curso es continuo, aunque varía sus manifestaciones con el paso de los años, surgiendo progresos evolutivos en algunas áreas. En otras ocasiones aparecen deterioros durante la adolescencia. Sólo un pequeño porcentaje de sujetos autistas llegan a vivir de forma autónoma en su vida adulta. Un tercio de los casos logran una independencia personal parcial.
¿Qué comportamientos señalan la necesidad de que un médico evalúe a un niño para el autismo?
Un médico deberá evaluar a un niño para ver si tiene un trastorno del espectro autista, si:
- No balbucea o canturrea a los 12 meses de nacido
- No hace gestos (señala, saluda, agarra, etc.) a los 12 meses de nacido
- No dice ni una sola palabra a los 16 meses de nacido
- No dice frases de dos palabras por sí solo (en vez de solamente repetir lo que alguien le dice) a los 24 meses de nacido
- Sufre cualquier pérdida de cualquier habilidad del lenguaje o social a cualquier edad
- No responde a su nombre.
- No puede explicar lo que quiere.
- Tiene retraso en las habilidades del lenguaje o en el habla.
- No sigue instrucciones.
- A veces parece sordo.
- Parece escuchar algunas veces, pero otras no.
- No señala o no sabe decir adiós con la mano.
- Sabía decir algunas palabras o balbuceaba pero ahora no lo hace.
- Tiene pataletas intensas o violentas.
- Tiene patrones raros de movimiento.
- Es hiperactivo, poco cooperativo o da mucha oposición.
- No sabe cómo entretenerse con juguetes.
- No devuelve las sonrisas.
- Tiene dificultad en hacer contacto visual.
- Se queda “trabado” en ciertas cosas, realizándolas una y otra vez, sin poder continuar a otras tareas.
- Parece que prefiere jugar solo.
- Trae cosas sólo para él.
- Es muy independiente para su edad.
- Hace cosas “primero” que otros niños.
- Parece estar en su “propio mundo”.
- Parece que se desconecta de los demás.
- No está interesado en otros niños.
- Camina en la punta de los pies.
- Muestra un apego exagerado a juguetes, objetos u horarios (por ejemplo, siempre está sujetando una cuerda o se tiene que poner las medias antes que los pantalones).
- Pasa mucho tiempo alineando cosas o poniéndolas en cierto orden.
Leer artículo original en: Psicoactiva.com