Dado que, la mayoría de las personas con VIH y que a su vez reciben un óptimo tratamiento médico no desarrollan SIDA, lo que efectivamente a reducido de una manera exponencial las defunciones a causa del contagio por dicha patología. 

Y es que, la ciencia médica se ha encargado de poder dispensar a la humanidad tratamientos tan eficientes, que la enfermedad del SIDA puede llegar a no reflejarse nunca a lo largo de la vida de una persona con el virus del VIH, pero como ya se indicó se requiere recibir tratamiento y seguirlo a cabalidad. 

Así las cosas, podría expresarse que, el virus del VIH de ser adecuadamente tratado y en el tiempo indicado, no refiere en sí mismo la letalidad de la enfermedad del SIDA, y es que, cuando el virus VIH muta o evoluciona en el tiempo a la enfermedad del SIDA, es porque, ya lamentablemente existe un daño grave en el sistema inmunitario, por lo cual será mucho más probable que se presenten enfermedades que normalmente no se manifiestan en una persona con un sistema inmunitario sano, aunado a ello como el sistema inmunitario se encuentra visiblemente deteriorado y por ende no está en capacidad de combatir ningún tipo de afección, toda patología que se manifieste se magnificará y de este modo agravará la condición médica y clínica del paciente.  

Este tipo de enfermedades que se manifiestan ya cuando el virus del VIH se encuentra en su etapa avanzada, lo cual se denomina la enfermedad del SIDA, se suelen denominar como “infecciones o cánceres oportunistas”, a continuación, estaremos enlistando alguna de la sintomatología y signos de las infecciones más comunes que acompañan está enfermedad crónica, entre ellas se encuentran: debilidad, pérdida de peso, erupciones cutáneas o bultos en todo el cuerpo, sudores, escalofríos, fiebre reiterada, descomposición estomacal crónica, ganglios linfáticos inflamados, manchas blancas constantes o lesiones inusuales en la lengua o la boca, fatiga perseverante sin causa aparente. 

Es de indicar que, el VIH se convierte en la enfermedad de SIDA, una vez, se diagnostica mediante una prueba de laboratorio en sangre, donde el resultado indica que, el recuento de linfocitos T CD4 se reduce por debajo de 200 o cuando se tiene una complicación determinante del SIDA, como una infección grave o un cáncer. 

La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un trastorno vírico que, gradualmente, destruye una cantidad significativa de glóbulos blancos, donde lo indicado es tratar dicha infección con medicamentos antirretrovirales. Y como ya se expresó anteriormente de no tratarse, puede causar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).