Trastorno de la Ira
El trastorno de la ira se caracteriza por la presencia de conductas difíciles, agresivas o antisociales. A menudo se asocia con lesiones físicas o verbales a uno mismo, a otros, a objetos o a transgredir los derechos demás.
Si se está frente a el trastorno explosivo intermitente o trastorno de ira, se sugiere acudir lo antes posible en busca de ayuda profesional, dado que, no es un trastorno que pueda tener manejo intuitivo
También conocido como el Trastorno explosivo intermitente
La ira y la rabia hacen parte de los sentimientos naturales del ser humano, pero cuando dichos sentimientos se tornan en episodios explosivos frecuentes, ya no son vistos como simples emociones que se expresan de manera fuerte.
Por lo general la conducta de las personas que padecen el trastorno explosivo intermitente, refiere acciones violentas, agresivas, bruscas e impulsivas entre otros, mediante episodios repentinos y reiterados. También se observan arrebatos verbales agresivos con demasiada exageración para una situación que no lo amerita.
La violencia vial, el maltrato intrafamiliar, lanzar o romper objetos, levantar la voz, hablar o pedir las cosas a los gritos, hablar golpeando objetos o su propio cuerpo u otros berrinches temperamentales pueden ser signos del trastorno explosivo intermitente.
Claro es que, ciertas personas desde su infancia han hecho parte de su personalidad este tipo de conductas y al no obtener una corrección temprana de sus padres, que quizás lo asumen como una conducta completamente normal, dado que su actuar es precisamente ese.
Han crecido con este tipo de desaciertos conductuales, lo cierto es que estos arrebatos o trastorno explosivo intermitente, provoca en quien lo padece una gran angustia, generando un impacto negativo en las relaciones interpersonales, transgrediendo los ámbitos laborales, familiares, educativos y socio culturales entre otros.
En ocasiones puede generar consecuencias legales y hasta económicas.
El trastorno explosivo intermitente, es crónico por lo que con regularidad debe ser tratado, dado que puede acompañar a quien lo padece a lo largo de su vida y ello decantar en problemas mucho más severos como estrés crónico, debido a la ansiedad que se puede llegar a manejar, aunque la gravedad de los arrebatos puede disminuir con la edad. El tratamiento supone la administración de medicamentos y psicoterapia para ayudarle a controlar los impulsos agresivos.
Los Síntomas:
- Generalmente las explosiones de ira se presentan de repente, con poca o ninguna advertencia, y suelen durar menos de 30 minutos.
- Estos episodios pueden ocurrir con frecuencia o estar separados por semanas o meses de no agresión.
- Es probable que entre los episodios de agresión física se produzcan arrebatos verbales.
- La mayor parte del tiempo, quien lo padece puede estar irritable, impulsivo, agresivo o enojado de forma crónica.
Diagnósticos Trastorno de la Ira
Los episodios agresivos pueden ser precedidos o ir acompañados de lo siguiente: ira, irritabilidad, aumento de energía, pensamientos acelerados, hormigueo, temblores, palpitaciones, opresión en el pecho.
Las agresiones verbales y conductuales generalmente son episodios de arrebatos en los cuales las personas que los padecen no miden las consecuencias y por ende exponen a las personas a su alrededor, por ello el cuidado de los menores, ancianos o personas en estado de indefensión no se pueden confiar en quien este diagnosticado con este tipo de patología, dado que, en dichos episodios de explosión la realidad esta sobre dimensionada, y podría acarrear consecuencias graves en la humanidad de quien este a su cuidado.
En este punto puede observarse: rabietas, ofensas, discusiones acaloradas, gritos, bofetadas, sacudidas o empujones, peleas físicas, daños materiales, amenazas o agresiones a personas o a animales.
Entre las causas se encuentra:
El trastorno de la ira puede comenzar en la infancia pasados los seis años o durante la adolescencia. Siendo más frecuente en adultos jóvenes que en adultos mayores, las causas no son muy exactas en la literatura, pero probablemente se deba a una serie de factores ambientales y biológicos tales como:
Entorno: Como ya se dijo anteriormente la mayoría de las personas que padecen esta patología, son personas que crecieron en familias donde el comportamiento explosivo y el abuso verbal y físico eran comunes. Es inevitable que, al estar expuesto a este tipo de violencia a una edad temprana aumenta en gran medida las posibilidades de que estos niños repliquen dicho comportamiento.
Genética: Podría existir un componente genético que provoque que el trastorno se transmita de padres a hijos.
Diferencias en cómo funciona el cerebro: personas con trastorno explosivo intermitente, es probable que, tengan diferencias en la estructura, la función y la química del cerebro.
Quienes padecen este trastorno, experimentan mayor riesgo de tener estas dificultades:
- Relaciones personales disfuncionales, claramente afectadas: a menudo se reflejan familias disfuncionales; dado el maltrato físico y verbal, divorcios
- Problemas en el trabajo y en el ambiente socio cultural: perdida del empleo, suspensiones, multas, accidentes automovilísticos, problemas legales
- Trastornos del estado de ánimo: depresión, ansiedad, soledad
- Consumo de sustancias sicoactivas, alcoholismo o cigarrillo
- Problemas de salud; presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardíacas accidentes cerebrovasculares, úlceras y dolor crónico
- Algunas veces, se producen lesiones intencionales o intentos de suicidio
Consejos
Si se está frente a el trastorno explosivo intermitente o trastorno de ira, se sugiere acudir lo antes posible en busca de ayuda profesional, dado que, no es un trastorno que pueda tener manejo intuitivo, aquí te dejamos algunos pasos que puedes seguir y sabemos que te ayudarán.
Sigue estrictamente tu tratamiento, Practica técnicas de relajación, Desarrolla nuevas maneras de pensar (reestructuración cognitiva), crea un plan para buscar una manera de resolver los problemas, aprende formas de mejorar tu comunicación cuando sea posible, deja o evita las situaciones que te alteren, evita consumir sustancias que alteren el estado de ánimo; no tomes alcohol ni consumas drogas recreativas o ilegales.